CLUB DEFENSORES DE CRISTO REY
El lugar donde fuimos felices.
5 de agosto de 1972
Gran celebración del Día del Niño en la Iglesia Cristo Rey. Se organiza un Campeonato relámpago de baby fútbol (“Copa Día del Niño”) y juegos de salón. Se la puede tomar como fecha de fundación del “Club Defensores de Cristo Rey”.
Cuenta Miguel Sarmiento
Un caso especial a destacar fue EL CLUB DEFENSORES DE CRISTO REY (en Punta Alta), del cual fui su inspirador y asesor: se constituyó por el amor al fútbol, y no a la religión (sus directivos no eran en general practicantes). Lo desarrollaron un excelente grupo de personas, con la idea básica de darles contención a la gran cantidad de chicos que pululaban sin objetivos por las calles del barrio Nueva Bahía Blanca. La Capilla Cristo Rey a mi cargo resultó ser el lugar físico donde se desenvolvieron -entre 1972 y 1976-, con un enorme apoyo de las familias del barrio. Llegaron a nuclear unos 200 chicos de diversas categorías según su franja etaria, en fabulosos certámenes de fútbol infanto-juvenil, vespertinos y nocturnos, con muchísimos espectadores. También se participó con bastante éxito en los Torneos Evita.


Como se podrá suponer, tanto ruido iba a provocar también algunas reacciones adversas, y ciertas miradas de recelo de parte del arzobispado y de los curas tradicionalistas. Desgraciadamente, cuando me fui del pago en la diáspora de mayo de 1975, todo se fue de a poco viniendo abajo.



Llegaron a nuclear unos 200 chicos de diversas categorías según su franja etaria, en fabulosos certámenes de fútbol infanto-juvenil, vespertinos y nocturnos, con muchísimos espectadores.
y agrega Juan Reginato
Entre las deudas que voy encontrando, que no son pocas, quisiera ir saldando alguna y es con el relato de Cristo Rey que le debo a Dani. Y quizás la razón que me demora no es otra que la mezcla de alegrías pasadas aplastadas por la bestialidad incomprensible. Y es que ese fue para muchos el lugar donde fuimos felices, fue un rato nomas y eso quizás lo hace mas mítico. Digo lo hace porque aun hoy sigue siendo la referencia de los que siguen juntándose a recordarlo. Las crónicas que hay de la época son pocas y más allá de la de Miguel no reflejan del todo o en algún caso le sacan contexto al Club Defensores de Cristo Rey que así se llamó y que funcionaba como tal (¿tendría Personería Jurídica?).


Y es que ese fue para muchos el lugar donde fuimos felices, fue un rato nomas y eso quizás lo hace mas mítico. Digo lo hace porque aun hoy sigue siendo la referencia de los que siguen juntándose a recordarlo.

Nace en un contexto de movilización política, social y cultural inédito en el país y en ese raro lugar que se llama Punta Alta. El conjunto del pueblo estaba poniendo fin a la dictadura que con altibajos había determinado el rumbo del país durante mas de quince años. Desde las organizaciones barriales, comunitarias, religiosas, sindicatos y guerrilleras (recordar que cuando se vulnera la Constitución todos los ciudadanos están obligados a armarse en su defensa) se libraban batallas organizativas, comunitarias, asociativas empujando desde la sociedad la salida democrática electoral. A la dictadura se la combate en todos los frentes pero es en la ruptura de la cultura donde resulta mas novedoso.
Los procesos internos de la Iglesia Católica ya los explicó Miguel y confluyen junto a otros en este marco. Es así que las organizaciones vinculadas a la Iglesia empiezan a desarrollar en algunos casos modificando la orientación primitiva de grupos estructurados dentro de la Iglesia y en otros adquiriendo nuevas formas organizativas. Las organizaciones comunitarias como el CDCR es lo que en la jerga peronista llamarían Organización Libre del Pueblo. Desde nuestra visión de pibes lo que veíamos era un conjunto de gente joven, viejos (ja!) y un cura que convocaba a todos a jugar a la pelota. Y a construir el lugar mientras se jugaba. No había distinciones para acompañar o para jugar. Ahí tenemos, quizás, el primer cuestionamiento a la escala vertical imperante.


Desde nuestra visión de pibes lo que veíamos era un conjunto de gente joven, viejos (ja!) y un cura que convocaba a todos a jugar a la pelota. Y a construir el lugar mientras se jugaba.

El método organizativo también era interesante: los equipos se armaban asumiendo que había jugadores buenos, masomenos y malos. Los organizadores armaban los equipos distribuyéndolos de manera que quedaran equilibrados en su potencial. Cada campeonato duraba algunos meses o podía ser relámpago y después todo volvía a iniciar. Los nombres de los equipos también eran temporarios, Cronopios, Cambalache, Siglo XX, Arco Iris son algunos de los que me acuerdo.
Los DT también surgían de la organización y se sorteaban los equipos. El DT responsable tenía la premisa de que todos jueguen y que vayan a la escuela. Establecían contacto con las familias y cuando tocaba ir al hospital para hacer chequeos ellos lo coordinaban. Había campeones y medallas. Los penales solían pedirlos la hinchada para el mas desvalido de los jugadores. El grito de “¡¡Picadura,Picadura!!” era ensordecedor cuando el penal correspondía a su equipo.


Nace en un contexto de movilización política, social y cultural inédito en el país y en ese raro lugar que se llama Punta Alta. El conjunto del pueblo estaba poniendo fin a la dictadura que con altibajos había determinado el rumbo del país durante mas de quince años.

En lo que había sido el galpón de los Scouts el panorama era: dos vestuarios y la boca de expendio de los mas exquisitos choripanes con coca que hayan existido jamás.
Y en todo este relato no hay ningún nombre propio y a la vez hay centenares de nombres que se reconocen en él. Eso era lo intolerable. Como en el poema más breve del mundo donde Muhammed Alí convierte ME en WE. Ese era el espíritu de la época y del Club. Y en ese esquema fuimos felices, mucho. Aunque me haya comido 6 defendiendo el arco de Arco Iris. Porque la pelota era de todos.


Y en todo este relato no hay ningún nombre propio y a la vez hay centenares de nombres que se reconocen en él. Eso era lo intolerable.

En ese Club disruptivo la calle se cortaba los días del Niño para que se hicieran las kermeses y competencias desde triciclos hasta embolsado. Además en esa fecha la capilla misma daba lugar a los festejos para horror de los que nunca pudieron ni van a poder diferenciar el templo de la Iglesia. Si lo miramos bien era la Iglesia como pueblo que entraba a su modo en ese templo sencillo adornado con estampas y frases latinoameriacanas, con sus mártires lejanos y cercanos. El altar daba paso a los émulos de “Titanes en el Ring” y en esa alegría de pibes y pibas estaba el espíritu.
Después llegaron los chanchos y armaron un zafarrancho, pero esa es otra historia.
Entrevista
HISTORIAS NUESTRAS – PADRE MIGUEL SARMIENTO
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