Pablo había nacido en 1913 en una familia de agricultores muy cerca del Monte Grappa, en el Véneto Italiano,  escenario de feroces batallas durante la Primer Guerra Mundial.  
Un Servicio Militar obligatorio y tardío, debido a la enorme mortandad infantil durante la primer guerra, lo llevó con 22 años a Abissinia  donde Italia desplegaba su sueño imperial. Vuelto a su tierra trabajó en la construcción hasta que faltando  nueve días para cumplir 27 años  Italia entra en guerra y con ella su vida civil se suspende por otros siete años, en los cuales fue reincorporado al ejército, trasladado al norte de Africa, tomado prisionero cerca de Tobruk, llevado a pie por el desierto hasta Palestina, de allí en barco a la India, donde contrae malaria y sobrevive para ser llevado a los  campos de concentración de Cowra en Australia,  del que pese a intentarlo no logró fugarse. La vuelta a Italia es devastadora ya que se encuentra con un país y una familia diezmados, por lo que decide buscar un lugar en el mundo desde el cual poder trabajar y remesar a los suyos. Inicia dos trámites paralelos:  Australia y Argentina . El estado argentino resulta un día más veloz por lo que al poco tiempo un vapor lo deja en Buenos Aires. 

En  el país transcurrían algunos de los días más felices  y  Pablo, que  a esa altura era un experto sobreviviente,  no se los iba a perder: empezó a trabajar en una mina de arena, al poco tiempo ingresó como personal civil a la Base Naval de Puerto Belgrano en el taller de Calderería, donde un paesano de apellido Galliano se convirtió en supervisor y protector. Mientras en Europa se empezaban a ver los primeros resultados del Plan Marshall Pablo construía su casa en Argentina, se casaba y tenía sus primeros hijos. 
Es en esas circunstancias personales y del país en las que Galliano es convocado a formar parte de la Misión Lofer. Junto con él va Pablo, con su bagaje de conocimientos recientemente incorporados,  su capacidad de trabajo, un estado atlético envidiable y  la  lealtad en dos planos:  hacia la persona que confiaba en él  y hacia el proyecto de país que hacía posible llevar adelante a él y a tantos otros sus propios proyectos de vida. 
La vivencia resultó grandiosa. Un equipo de profesionales , técnicos y obreros, civiles y militares, trabajando en el diseño y construcción de un torpedo defensivo y teleguiado era a la vez una experiencia tecnológica única y una muestra de soberanía política impropia de países periféricos.  

Pero los días de Perón en el gobierno se terminarían violentamente cuando una banda de criminales intentaron en junio y lograron en setiembre derrocarlo, cayendo con él  los sueños de libertad, justicia y soberanía, para dar lugar a un proyecto de país  dependiente, donde no hacía falta producir tecnología ya que ese rol estaba reservado para los países centrales,  y  para cuyas hipótesis de conflicto los torpedos y aviones a reacción eran inadecuados ya que podían ser reemplazados por picanas y ford falcon.  
24 años después de desarticulada la Misión Lofer nuestro país, gobernado por la dictadura más sangrienta que hayamos conocido, se embarcó en la guerra de Malvinas, en lo que constituyó uno de los  últimos actos  desde el punto de vista militar de ése modelo de país.  Paradójicamente en la misma ningún torpedo de origen alemán disparado desde naves argentinas dio en el blanco mientras que entre abril y junio de 1982 hubo varios intentos  por lograr contrarreloj  improvisar un arma defensiva que permitiera aliviar el constante bombardeo naval británico al que era sometido Puerto Argentino. Ya era tarde. 

Para entonces Pablo,  que había anticipado el fracaso de la aventura militar, ejecutaba un ritual esperanzador desenterrando las bolsas con libros que la prudencia le había aconsejado ocultar algunos años antes.  
Hizo falta que llegaran nuevos “días más felices” para que la historia personal de Pablo, la historia ocultada de la Misión Lofer y  sus relaciones con los vaivenes del país se conocieran. No es casual que se dé a la par que la Justicia reconoce el lugar exacto donde funcionó el Centro clandestino de detención en la VII Batería de Puerto Belgrano, porque la desaparición forzada de personas y la desaparición forzada de un proyecto de país industrial e inclusivo formaron parte del mismo plan, dirigido por los de afuera que nos quisieron comprar, acompañados por los de adentro que intentaron vendernos. 
La tensión entre esas dos lógicas de pensamiento  o  esos dos paradigmas se mantiene hoy, aunque adopte formas más sutiles. 
De nosotros depende.

Juan Reginato 

Lofer y Malvinas
http://www.lanacion.com.ar/202442-la-guerra-que-no-se-vio
http://www.irizar.org/816boveda.pdf
http://conflictodemalvinas.blogspot.com.ar/2011/10/el-secreto-del-ara-salta.html
http://conflictodemalvinas.blogspot.com.ar/2011/10/pucara-torpedero.html
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-252116-2014-08-03.html
http://www.irizar.org/820perez.pdf
http://www.irizar.org/MLVARASanLuis.html
http://www.ellitoral.com/accesorios/imprimir.php?id=/diarios/2004/07/17/nosotros/NOS-07.html
http://www.invap.com.ar/es/la-empresa/sala-de-prensa/novedades/1137-rossi-firmo-convenio-con-invap-para-modernizar-y-recuperar-navios-de-la-armada-argentina.ht