16 DE JUNIO
El miércoles 16 de junio de 1948 a las 8 de la noche Pablo bajaba del Piroscafo Gerusalemme en el puerto de Buenos Aires
De esta manera le contaba el viaje a Antonietta


Mis primeros días en la nave me sentía un poco extraño porque no tenía ningún amigo o conocido, pero ahora comencé a ambientarme en este pequeño mundo. Acá hay de todas las razas, yo estoy en la mesa con seis Vieneses y así entre ” atti e motti” de todas formas estamos empezando a entendernos, entre todos seremos cerca de mil pasajeros, la mayor parte todas familias, esto parece un pequeño pueblito también, porque no faltan curas, frailes y monjas, así que estamos completos, de bebés de dos o tres meses a viejos de ochenta años, todos ansiosos de llegar…


… pero nuestra nave que no es una nave sino más bien una ” barchetta”, así la llamo yo, va muy despacio y cada tanto me dan ganas de ir hasta la bodega y agarrar mi bicicleta, porque estoy seguro que con ella llegaría más rápido, pero de todas formas tengo esperanzas porque todavía no anduvo para atrás. Así que nuestro arribo está previsto para el día 15, dicen que este es el último viaje de este barco a la Argentina, así que espero que aquellos que partan después de mí empleen menos tiempo.

Traía una bicicleta para armar, un poco de ropa y algunas fotos con amigos y parientes que quien sabe si los volvería a ver


Cuando te envié la otra carta, me encontraba en Dakar, un puerto de África, allí tuvimos permiso para desembarcar y así pude disfrutar una vez más de una ciudad africana. Luego continuamos hacia Río de Janeiro (Brasil) y después de diez días de cielo y agua, llegamos al anochecer. Fue una vista maravillosa, con todas esas luces de colores, y también pudimos desembarcar y pasar una buena parte de la noche en la ciudad. Hay una película sobre esta ciudad llamada “Una noche en Río”, si tienes la oportunidad de verla, te encantará. Luego seguimos hacia Santos y Montevideo, pero allí no pudimos desembarcar debido a la breve parada. En este trayecto tuvimos dos días de mar bastante agitado y nuestro barquito hacía piruetas, pero como de costumbre, a mí no me afectó en absoluto.



La llegada a Buenos Aires fue emocionante, nos esperaba una gran bienvenida, aunque un poco cansado, debido a que traíamos un retraso de treinta y seis horas. Todos se llamaban entre sí, yo no conocía a nadie, así que fui casi el último en bajar, convencido de que tendría que buscar alojamiento para pasar la noche, ya que eran las ocho de la tarde. Sin embargo, mientras estaba pasando por la aduana de los equipajes, escuché que me llamaban por el altavoz y me dirigí a la sala de transmisión, donde pude conocer al encargado de buscarme, enviado por mi cuñado, quien me estaba esperando. Así que me acompañó a su casa, donde me quedé esa noche y todo el día siguiente, así pude disfrutar un poco de Buenos Aires.



Pero para mí, prefiero el campo en lugar de una ciudad tan bulliciosa, no sabes hacia dónde ir porque hay autos por todas partes, imagínate que es como tres veces Milán. Por la noche continué en tren y después de trece horas de viaje, una estación antes de llegar, ya que tenía que cambiar de tren, me encontré con mi hermana, quien me esperaba. Imagina la alegría después de tanto tiempo sin vernos. La llegada a casa fue muy celebrada por mis sobrinos y cuñado.

Al día siguiente, me llevaron a la ciudad para hacer algunas gestiones y entregar unas cartas que llevaba desde Italia. No te imagines que está cerca de la ciudad, Bahía Blanca, sino a veinticinco kilómetros y a cinco del pueblo, me encuentro en el campo, a unos dos kilómetros del mar.
Es lo que deseaba, una vida tranquila.
Al regreso de la ciudad, conocí a un jefe que trabaja en una cantera de arena aquí, a cien metros de mi casa, quien me invitó a trabajar con él el lunes, acepté debido a la gran comodidad, y así llevo quince días trabajando y estoy contento con todo.
Aquí se vive muy bien.


Allí, en la mina de arena de Sandrini, trabajaría durante un año como Peón Palero


…escríbeme, aunque esté lejos, siempre seré el mismo de antes. También siento la separación de ti, de tu familia, de mis primos y de la familia Santin, incluso más que de mi propia casa, y ahora me encuentro aquí, aunque puedo decir que estoy en familia, pero aún entiendo poco porque todos hablan español, especialmente mi hermana, que apenas recuerda algunas palabras en italiano.
Gracias por tus buenos deseos en mi onomástico.




















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